Último domingo de junio. Antes de la gran invasión turística, excursión al sureste de la isla con la meta de encontrar una Cala salvaje. Algunas sólo se alcanzan en barco, y como no tengo ninguno, he localizado una, minúscula, en el mapa: Cala Nou, parece que un camino lleva allí, perfecto.

Des routes de plus en plus étroites, de belles propriétés cossues et des abris sommaires défilent et, deci delà, ces barrières-sommiers, modèles de récupération écologique qui me font rire et exaspèrent certains, vestiges de l’Espagne tiers-mondiste disent-ils.
L’entrée de la Cala, vue de haut, à l’ombre d’un pin, mérite l’effort de sauts de chèvre par 32º. Mais, dommage, la petite plage est « civilisée ». Bar, parasols et chaises longues, tickets...
Carreteras cada vez más estrechas, bonitas fincas adineradas y casuchas simples desfilan y, por aquí por allá, esas barreras-somieres, modelos de recuperación ecológica que me dan risa y exasperan a algunos, vestigios de la España tercermundista dicen.
La entrada de la Cala, vista desde arriba, a la sombra de un pino, merece el esfuerzo de saltos de cabra bajo 32º. Pero, qué lástima, la playita está “civilizada”. Bar, parasoles y hamacas, ticket...



Passage à Porto Colom, la partie ancienne est typique et paisible, l’autre...moins.
Paso por Porto Colom, la parte antigua es típica y apacible, la otra… menos.


Vuelta por el gran pueblo de Felanitx donde tiene lugar el mercado dominical. Son las 12h y, a pesar del calor, hay mucha gente. Cómo siempre los acostumbrados a los países cálidos andan por la sombra…
On entend parler majorquin et espagnol bien sûr, mais aussi arabe (il y a beaucoup de travailleurs magrébins dans l’agriculture) et allemand. Touristes-visiteurs appréciés ceux qui s’intéressent, sont à la recherche de produits locaux et font des efforts pour communiquer.
J’ai assisté à la scène suivante: le client, probablement allemand, le vendeur, africain et son jeune assistant maghrébin. La conversation est animée, le vendeur connaît quelques mots d’allemand, l’acheteur trois mots d’espagnol et le jeune garçon, qui pense faire avancer les négociations avec des « oui, oui, monsieur », en français. Magnifique!


Asistí a la escena siguiente: el cliente, probablemente alemán, el vendedor africano y su joven asistente magrebí. La conversación es animada, el vendedor conoce algunas palabras de alemán, el comprador tres palabras de español y el joven chico que piensa agilizar las negociaciones con unos “oui monsieur” franceses. ¡Magnífico!
Foot!

Este domingo 4 me iré a dar una vuelta de una semana fuera de mi isla.